En la imagen de Izq. a drcha.: Hna. Mª Rosario de la Inmaculada, Hna. Mª Josefina de la Inmaculada, el Señor Obispo Don Luis Almarcha, Hna. Mª Pilar de la Virgen del Carmen, Hna. Mª Teresa del Inmaculado Corazón de María y nuestra fundadora Madre Mª Consuelo de Jesús Crucificado. De estas hermanas, en el cielo nos acompañan ya, Madre Mª Consuelo, Hna. Mª Pilar y Hna. Mª Teresa. Con nosotras están los tesoros, que nos cuentan de aquellos días, Hna. Mª Rosario, Rosario Mª y Hna. Mª Josefina.
El 6 de junio de 1963 se bendice e inaugura este Carmelo de León. Las hermanas damos gracias y os invitamos a hacerlo también con nosotras, unidos todos a María, la Reina y Madre del Carmelo que, desde su pequeñez, estuvo siempre abierta a lo que Dios quiso hacer en Ella, respondiéndole con un “sí” incondicional y pleno.
Gracias a todos por vuestro cariño y cercanía.
Y UN POCO DE HISTORIA…
Extractos de los escritos de la Madre María Consuelo de Jesús Crucificado (nuestra Fundadora) sobre esta fundación.
Muchas fueron las personas de las que se sirvió el Señor para que se llevara a cabo esta fundación del Carmelo de León. Dios parecía ir abriendo caminos que, desde la oración, íbamos descubriendo, ayudadas del consejo y discernimiento de confesores, Padres Carmelitas y Jesuitas. Todo fueron medios de los que se sirvió el Señor para que se levantara en León un “palomarcito” de la Virgen Nuestra Señora, y se abriera un nuevo Sagrario.
En este cuidado por llevar adelante esta obra del Señor, que tuvo también sus momentos de gran dificultad, era necesario encontrar quien nos pudiera ayudar a financiar el proyecto. Es verdad que el aspecto material no fue, ni un solo momento, nuestra principal preocupación. Confiábamos hasta el límite en la providencia del Señor, que no podía fallarnos, como desde luego así fue.
Tal vez por asociación de ideas, nos vino al pensamiento la Madre fundadora del Carmelo de Ciudad Rodrigo que, con la renuncia a sus bienes hecha en su Profesión Solemne en el Carmelo de Grajal de Campos, León, -donde ingresó-, dejó destinado su capital para hacer una nueva fundación. Se llamaba Consuelo Masaveu (en religión, Madre Adelaida de Sta. Teresa). Tenía en Oviedo dos sobrinas solteras y muy buenas, y pensamos que tal vez a ellas les gustaría colaborar con nuestra fundación y ayudar a abrir un nuevo Sagrario. De estas dos señoritas, llamadas Dolores y Consuelo Masaveu, se sirvió el Señor para realizar esta obra suscitada por Él. Siempre se habían distinguido por su gran caridad, ayudando a los pobres y secundando cualquier obra buena.
Tras recibir nuestra petición de ayuda, hecha por carta fechada el 29 de noviembre de 1960, habiéndolo pensado y tratado con el Señor, contestaron afirmativamente, diciéndonos que “se irían dando pasos”… Efectivamente, se dieron. Y fue tal su ayuda que sólo en el Cielo podremos pagársela, pues nos apoyaron en todo con maternal solicitud y una generosidad edificante.
El domingo 19 de Mayo, dando el último abrazo a nuestras Madres y Hermanas de nuestro Carmelo de Ciudad Rodrigo del que tanto habíamos recibido, salimos de clausura las Hermanas: Mª Consuelo de Jesús Crucificado, Mª Teresa del Inmaculado de Corazón de María, Mª Pilar de la Virgen de la Carmen, Rosario Mª del Niño Jesús, Mª Josefina de la Inmaculada y Mª Rosario de la Inmaculada. Fue a la hora en que la campana tocaba a Vísperas, eran las 2 de la tarde de aquel 19 de mayo de 1963.
Llegamos a León el 20 de Mayo a mediodía, después de pasar la noche en Salamanca. Nos esperaban algunos Padres Carmelitas, las Carmelitas Misioneras y D. Fernando Crespo, que tan generosamente nos ayudó en los aspectos prácticos y materiales de nuestra fundación.
Nuestras Hermanas Carmelitas Misioneras, con su alegría y caridad característica, nos llevaron con ellas a la Maternidad donde residen y allí nos ofrecieron una fraternal comida. Al final nos obsequiaron con una preciosa campanilla para tocar los primeros días a los actos de Comunidad, ya que las campanas no estaban aún colocadas en el campanario. No dejó de ser significativo este detalle de la campanita pues, en las fundaciones de Ntra. Sta. Madre Teresa, la campanita era lo primero que aparecía y que siempre tenía a mano. Nosotras, en cambio, no la traíamos y ya se puede suponer lo que nos alegró el regalo.
D. Fernando Crespo y su esposa Dª María, nos tenían todo preparado en la casita del capellán, incluida una despensa con algunas provisiones. No teníamos nada, y Dios movió los corazones pues, sin pedir a nadie, nos proporcionaban cuanto habíamos menester. Acabábamos de llegar y todos los sacerdotes del Seminario Menor nos vinieron a saludar, ofreciéndose para ser nuestros capellanes. Como aún no estaba terminada la Iglesia fuimos unos días a Misa al Seminario, pero enseguida nos visitaron el Sr. Vicario y el Secretario del obispado (el Sr. Obispo estaba ausente) y se nos concedió tener reservado el Santísimo en el oratorio del Noviciado.
El 26 de Mayo de 1963 se queda Jesús Sacramentado y se dice la primera Misa en este Carmelo. Esa misma tarde pasa –de incógnito- por la carretera de Asturias, rumbo a Oviedo, el Brazo incorrupto de Ntra. Sta. Madre. Vemos el coche donde va y, aunque no se detiene, nos alegra de veras sentir tan cerca y tan presente a Ntra. Sta. Madre, “Fundadora de este Carmelo”.
Llega por fin la reliquia de Sta. Teresa a León el día 4 de junio y se detiene en la Virgen del Camino, donde recibe el homenaje de los Padres Dominicos. Al atardecer del día 5 viene la santa reliquia al Carmelo donde permaneció durante cuatro noches; a su lado oímos la Sta. Misa, y velamos junto a ella durante la noche, sintiendo muy cerca su compañía y agradeciendo a Dios el regalo y consuelo que nos da enviándola de “fundadora”. Al día siguiente, día 6 por la mañana, tuvo lugar la solemne inauguración del convento.
La Misa Solemne, cantada, de la inauguración, la celebró Nuestro Padre Provincial a las 10:30, acompañado de numerosos religiosos, sacerdotes y seglares, algunos de los cuales favorecieron muchísimo nuestra fundación con sus oraciones, consejos y colaboración más o menos directa.
Aquella cantidad de personas, arrodilladas ante la Santa Hostia que por primera vez se consagraba en nuestro Templo, nos daba por pagadas de todos los trabajos y sacrificios de esta fundación, viendo la honra y gloria que se daba a Dios y al «hábito de su gloriosa Madre, que tan indignamente traemos». Recordábamos muy sensiblemente aquella alegría de Nuestra Sta. Madre Teresa cuando abría un nuevo Sagrario.
Después de la homilía, llegó el Sr. Obispo, D. Luis Almarcha, quien entró en el Convento precedido de las seis Carmelitas Descalzas y de varios Padres Carmelitas, todos con sus capas blancas. Detrás iban numerosos sacerdotes, religiosos y fieles devotos del Carmelo. La comitiva fue recorriendo las dependencias del nuevo Convento: el Coro, los claustros, las oficinas… Mientras, se cantaron diversos himnos y antífonas. Para la bendición se siguió el ritual de la Orden.
Terminada la bendición, y después de que todos abrazaran y felicitaran a las Carmelitas, el Sr. Obispo dijo: «ahora, que salgan todos, y yo el último, pues se va a cerrar la clausura y aquí ya no puede entrar nadie, ni el diablo». «Así sea», -dijimos por lo bajo las Carmelitas.
Finalmente, se introdujo el Santísimo Sacramento en la clausura, y se recorrió todo el Convento con Él en procesión, (hasta depositarlo en el Sagrario), como hacía Nuestra Santa Madre en todas sus fundaciones, en el S. XVI. Ya teníamos Carmelo en León, por la gracia de Dios y de la Santísima Virgen María.
Y de nuevo ¡GRACIAS A TODOS!
Felicitaciones por el aniversario, gracias por sus 56 años de oración, les saluda su hermano Enrique de Jesús, José y María OCDS, promesa temporal, parroquia el Sagrario, Trujillo
Muchas gracias Enrique, de verdad. Te encomendamos!!! y también nos encomendamos a tu oración con la que es una suerte contar.
Un abrazo fraterno grande de este Carmelo de León.
Que GRAN ALEGRÍA!
Un año más de presencia orante de vuestra comunidad, las acompaño con mis oraciones muy fraternalmente desde Perú, las Carmelitas Descalzas son un tesoro muy grande de riqueza espiritual para cultivar una vida fecunda llena del Espíritu Santo dando a contemplar lo contemplado con el que se encuentra en búsqueda y acogiendo hijos espirituales como si fuera al mismo Cristo.
Me acojo a vuestras oraciones que lo necesito mucho para ser fiel y santo a los designios de Dios, por mi familia, por mi país y por el alma de mi abuela que partió a la Pascua eterna el 22 de Abril.
Un BendiAbrazo muy grande.